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Buenos Aires es una de las ciudades más notorias del continente americano, inclusive a nivel mundial, ya que ofrece una amplia variedad de opciones de recreo como, por ejemplo: Un entramado hotelero que bordea gran parte del territorio nacional, sirviendo tanto para hospedar a turistas procedentes de todo el mundo como un punto de congregación sublime de personalidades célebres que desean divulgar sus particulares estilos artísticos. Esta urbe es conocida como “la ciudad que nunca duerme” precisamente por el motivo anteriormente descrito, así como por la intensiva actividad empresarial cuya demanda está en alza entre magnates de negocios de diversos países. Se trata de los núcleos residenciales urbanizados con mayor calidad de vida de toda Latinoamérica, por varios motivos: Su arquitectura asentada, su red vial óptimamente estructurada, su abundancia de parques y otros espacios verdes, así como un espacio aéreo sin apenas polución. Por otro lado, esta metrópolis configura, junto con los otros veintitrés estados, la nación argentina; se sitúa en la región centro-este de la misma, en concreto sobre la llanura pampeana, a su vez situada sobre la orilla occidental del Río de la Plata. Existen zonas que distan de la zona pampeana, aunque no por ello de menor relevancia paisajística y, por ende, turística. Estas zonas que bordean la orilla del Río de la Plata son: La Reserva Ecológica de Buenos Aires, la ex ciudad deportiva de Boca Juniors, el Aeroparque de Jorge Newbery y el barrio de Puerto Madero. Existe otra, además, que ofrece una vista bastante interesante dadas las barrancas que se habían ido formando hace miles de años y que, a día de hoy, configura el límite original de la costa con el río; una serie de ondulaciones denominada “Valle de Inundación” y que, más adelante, sería recubierta tanto por el relleno artificial de las costas como por las variaciones surgidas debido a las fluctuaciones del nivel del mar. A todo esto, la zona más alta se conoce como el valle de Monte Castro. Haciendo alusión a las inclemencias meteorológicas que acusan la susodicha plataforma terrenal, conviene destacar su variabilidad; la temperatura más alta registrada oscila sobre los 43 grados Celsius y, la más baja, alrededor de unos 5 bajo cero. Eso significa que el territorio presenta una época estival calurosa, en contraposición a un invierno bastante frío. Sin embargo, el efecto isla de calor fruto del desarrollo urbanístico ha producido un notable incremento de la temperatura en los últimos años. Asimismo, este incipiente aumento de la magnitud calorífica ha acrecentado la frecuencia de las precipitaciones desde 1973 (entre 1870 y 1920 tuvo lugar un hemiciclo húmedo sobre la zona). En definitiva, Buenos Aires comprende el llamado “Paisaje de luces” y fue el escenario predilecto para introducir el Proyecto Microcentro en enero de 2012 cuyos fines fueron la transformación y rediseño de la zona céntrica de la ciudad, enfocándose en la renovación de los espacios públicos y en el uso de tecnología innovadora. Este proyecto es multidimensional, ya que cuenta con iniciativas espaciales, sociales, tecnológicas, económicas, culturales y medioambientales que tienen el propósito de mejorar la calidad de vida de sus habitantes, así como posicionar dicha área metropolitana en la vanguardia de las todas aquellas que son consideradas inteligentes y creativas, de acuerdo a una gestión y administración eficientes de los recursos que poseen.